Regalame

Regálame tu entusiasmo La fe en si misma La fuerza de tus brazos Y el calor de la noche que no termina Hasta que terminas. Regálame la paciencia de un quijote buscando No a Aldonza… sino a Dulcinea Vísteme con la canción de anoche Y arrópame con la mirada que persuade. Hoy me visto con la luz de la luna Y me desvisto con las manos de Morfeo Me entrego a lo cóncavo de ella Y ahí duermo, cuando puedo Y cuando la fuerza de mil preguntas Ataquen el hervidero de cerebro Cállame con la ternura de un beso. Y dime en silencio que de alguna manera todo marchará bien Dame la espontaneidad de regresar a ser yo misma. De volar y viajar hacia donde no haya regreso Que la sangre vuelva a tornarse roja Y que al reencuentro Solo abrace al viento Y que cuando me toque sepa a ti.